
EFECTO DE LOS CASTIGOS FÍSICOS EN LA SALUD DE LOS NIÑOS
Por: Psyciencia
En la actualidad, existen algunas opiniones dentro de la sociedad que consideran que la rebeldía, el descontrol y los problemas de la juventud se deben a que los padres de hoy no son capaces de pegarles a sus hijos cuando se lo merecen.
El último estudio publicado por UNICEF, reporta que el castigo físico es la forma de “disciplina” violenta más utilizada en el mundo y que el 80% de los niños de 2 a 14 años ha recibido algún tipo de castigo físico. Con tales datos no sorprende el hecho de que miles de personas hagan comentarios de aprobación sobre el tema.
El castigo corporal ha sido utilizado durante miles de años y se ha enseñado por generaciones. Las investigaciones han sido claras y han demostrado los peligrosos efectos de las nalgadas, correazos y el castigo físico en todas sus formas. Sin embargo los profesionales de la salud no hemos explicado con claridad cuáles son sus efectos, en parte porque nuestra narrativa se ha basado en opiniones, creencias y posturas personales, pero no hemos ofrecido evidencia concisa basada en datos sólidos que informen a los padres y los ayuden a tomar mejores decisiones en cuanto a disciplina.
¿QUÉ ES EL CASTIGO FÍSICO?
Cualquier castigo en el cual se use la fuerza física y se pretenda causar algún grado de dolor o incomodidad, por muy leve que sea. La mayoría de los casos consisten en golpear a los niños, con la mano o con un implemento – un látigo, un palo, un cinturón, un zapato, una cuchara de madera, etc. Pero también pueden aplicar acciones como patear, sacudir, lanzar, pellizcar, morder, tirar del cabello o de las orejas, obligar a los niños a permanecer en posiciones incómodas, ardor, escaldadura o ingestión forzada (por ejemplo, lavado de boca de los niños con jabón o forzarlos a tragar especias, como el picante).
EFECTOS A CORTO Y LARGO PLAZO SOBRE LA SALUD Y RELACIÓN FAMILIAR
Durante los últimos 50 años se han publicado cientos de investigaciones independientes que demuestran la ineficiencia del castigo físico como método de corrección y enseñanza. Sin embargo, no fue sino hasta el año 2002 cuando Elizabeth Gershoff, una investigadora y profesora de psicología del desarrollo en la Universidad de Texas, publicó en la revista Psychological Bulletin6, el primer metanálisis que sintetizaba la evidencia y la literatura teórica sobre este tema.
Una vez realizados los controles y analizados los datos, Gershoff encontró que el castigo físico o corporal se relacionaba con:
- Incremento de las conductas indeseadas (las conductas que los padres creen eliminar).
- Reducción de la internalización moral, incremento de la agresión por parte del niño.
- Incremento de conductas delictivas y conducta antisocial.
- Afectación de la salud mental del niño.
- Incremento del riesgo de ser víctima de abuso físico (los padres son más propensos a incrementar el castigo físico cuando no obtienen la respuesta, lo que expone a los niños a sufrir de abuso).
- Aumento de actos de agresión en su vida adulta.
- Incremento del riesgo de cometer algún tipo de abuso sobre su propio hijo o pareja.
De todos estos efectos nocivos, Gershoff solo encontró un efecto “positivo” y fue que el castigo físico se relacionó con la obediencia inmediata de los niños luego de recibirlo. Sin embargo, es necesario resaltar que esto no significa que el niño aprenda a comportarse de la manera deseable, sino que solamente sigue las órdenes inmediatas para evitar el dolor infligido por el adulto pero luego volverá a realizar las conductas indeseadas. Este tipo de respuesta puede ser útil en un caso extremo donde el niño esté en peligro de muerte, pero no es una estrategia efectiva cuando se desea que el niño internalice las normas que se quieren enseñar y que pueda reproducirlas por él mismo.
Pero esto no es todo, una investigación realizada en el año 2013, que contó con una muestra importante (34226 personas) de Estados Unidos y fue publicada en la revista Pediatrics10, encontró que los niños que recibieron formas de castigo físico como empujones, agarrones o cachetadas, tenían más riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, artritis y obesidad. Este no es el único estudio que encontró efectos en la salud física de las personas.
Gershoff siguió investigando y, en el año 2016, publicó en el Journal of Family Psychology con Andrew Grogan-Kaylor, de la Universidad de Michigan. Los científicos fueron aún más estrictos con la definición del castigo físico y se concentraron principalmente en los golpes de mano abierta (como las nalgadas). Sus hallazgos demostraron que los datos provenientes de los estudios sobre los efectos del castigo físico eran altamente consistentes. Los efectos fueron:
- Baja internalización moral.
- Agresión.
- Conducta antisocial.
- Externalización de problemas conductuales (comportamientos problemáticos que se dirigen hacia el entorno externo. Incluyen, la desobediencia a las reglas, el engaño, el robo y la destrucción de la propiedad.).
- Internalización de problemas conductuales (conductas negativas que se enfocan hacia adentro. Incluyen temor, retraimiento social y quejas somáticas.)
- Problemas de salud mental.
- Relaciones conflictivas entre padres e hijos.
- Deterioro de la capacidad cognitiva.
- Baja autoestima.
- Riesgo de sufrir abuso físico por parte de los padres.
- Mantener una actitud positiva sobre el castigo físico durante su adultez.
Los argumentos que se utilizan a diario en los medios de comunicación y en las entrevistas con los padres son de opinión y no se fundamentan en la evidencia, lo cual erosiona el mensaje que debemos transmitir, un mensaje unificado, concreto y basado en la evidencia.
“A mí me pegaron y no me pasó nada”
Los resultados son contundentes, pero a pesar de ello todavía escuchamos cómo muchos adultos niegan las repercusiones del castigo físico con el argumento de que a ellos les pegaron (algunos hasta se enorgullecen de esto) cuando eran niños y que no les pasó nada.
Murray Strauss, uno de los primeros investigadores sobre el uso del castigo físico, explica que es muy difícil observar por nuestra propia experiencia el efecto devastador. A través de nuestros ojos parece que funciona y que corrige a los niños, pero a la larga no mejora la conducta (qué es el objetivo principal de quien lo utiliza) y, no solo eso, sino que además daña la salud de los niños.
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