Mi experiencia en este tratamiento ha sido una montaña rusa, llegué aquí por una situación muy difícil que creí que manejar sola era lo mejor, cuando no lo era. Llegue a un punto en donde lastime a mi familia y no tenía ganas de continuar disfrutando de la vida, ya que solo estaba presente físicamente, pero mis sentimientos y mi cabeza estaban vacíos. Cuando empecé el tratamiento me fue muy difícil contar mi problema principal y trataba de desviar la atención con otros temas importantes pero no la raíz del porqué me encontraba aquí, es difícil estar frente a personas desconocidas contando cosas tan privadas que ni los más cercanos a ti saben, pero después te das cuenta que los problemas que los demás tienen se pueden presentar en tu vida, si no es que ya se presentaron. Llegué confundida, triste, culpable, entre otras cosas, no veía más allá solo sobrevivir, y ahora veo el cambio en mí y es ¡wow!, impresionante lo que es caer en las manos adecuadas. Hay momentos malos que he vivido, el estar aquí, pasar por todo el dolor y hablar de él no fue fácil, pero es necesario. Y ahora me doy cuenta de que todo lo que sentía se manejó de la mejor manera en este espacio seguro.

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