Mi proceso en mi estancia en la clínica Equilibrium

Cuando llegué a la clínica Equilibrium realmente me sentía con una tristeza muy profunda, desesperación, agonía, tenía unas crisis de llanto terribles, sentía que ya no podía con la desesperación, la convivencia conmigo misma era tan cruel que mis pensamientos no me dejaban en paz, prefería estar dormida porque era la única forma de tener tranquilidad.

Ya que no sabía por qué me sentía así, me molestaba sentirme triste y llorar, las crisis me sumergían en un miedo de querer morirme, me decía “soy una cobarde”, “no tengo motivación”, “la vida es muy repetitiva”, “¿y si me suicido?”. Pensaba en tomarme muchas pastillas o prepararme un pastel con veneno de rata o llenar la tina de mi casa y cortarme las venas.

Pero luego eso me ponía triste, pensaba en el sufrimiento que le causaría a mis papás y más a mi hijo, mi cuerpo empezaba a temblar, mi mente quería explotar, mis ojos se inundaban de lágrimas, lloraba y lloraba. Lloraba tanto por mí y ahora mi mente me decía “¿en qué momento te perdiste?”, “¿en qué momento le perdiste el amor a la vida?” Algo dentro de mí quería luchar pero no sabía cómo, el llanto era horrible, sentía hasta físicamente cómo el corazón se me salía, sentía como si se apachurra, era como si fuera a explotar.

Realmente me sentía encarcelada en mis emociones, es algo muy feo cómo llegué aquí emocionalmente. La ansiedad al tope como si estuviera en un laberinto, mi mente estaba mal yo me sentía demasiado mal, sin motivación, con una dependencia muy fuerte a mi pareja y a sustancias, a veces sentía que ya estaba perdiendo la cordura, que me estaba perdiendo en mis pensamientos, sentí un momento que caí en un hoyo obscuro muy interno en mi ser, donde me sentía demasiado pequeña, casi diminuta, donde gritaba ayuda, pero sentía que nadie me escuchaba.
Al llegar a Equilibrium todo el proceso lo acepté, lo he llevado con calma, me he abierto, escuchado, y realmente en mi experiencia agradezco que me han ayudado bastante en todo momento. Me sentí apoyada, mi proceso fue muy doloroso porque fue aceptar muchas cosas de mi persona y recordar mucho mi pasado.

También el conocerme a mí misma, siento que eso ha sido mi clave principal, qué tanto puedo permitirme hacia mi persona; pero no hay una receta o unos pasos mágicos a seguir para sentirme mejor, solamente es ver las cosas con más claridad, sin esa cortina de la depresión y la ansiedad y estar un poco más fuerte y reforzada. Queda mucho camino por recorrer, también debo decir que mi mamá me ayudó mucho en mi proceso porque era una relación o una herida que yo tenía que sanar desde hace muchos años.

En general estoy muy agradecida con la clínica porque aquí saqué todo lo que guardé por mucho tiempo y aquí no reprimí nada, sentía que ocupaba sacar hasta ese llanto añejo que me hizo vivir esa carga y estoy muy agradecida con la doctora Karina por estar al pendiente en todo mi proceso.

Anonimo

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